Javier,
Monasterio de Leyre
y
Sangüesa
Monasterio de Leyre
y
Sangüesa
Javier
La
silueta dibujada por las torres
almenadas corta
el horizonte, anunciando la llegada al castillo de Javier, cuna de
San Francisco Javier, patrón de Navarra, de las misiones y del
turismo en España.
A
la izquierda, rompiendo con la estructura del Castillo, el muro de la
Basílica construida en el S.XIX allí donde los padres de Francisco
de Javier había construido el Palacio Nuevo, lugar en el que nació
el Santo.
Los
orígenes del castillo se remontan a finales del siglo
X,
en el que se levantó una torre de señales, la torre
del Homenaje. Entramos por el zaguán
En
1952, las obras de reconstrucción
devolvieron al castillo su fisonomía original y
hoy es uno de los pocos castillos que conservan sus defensas y
estructuras como troneras y saeteras.
Maqueta del castillo
Monasterio
de Leyre
Es
uno de los monumentos más importantes de Navarra.
Sus
orígenes se remontan a la baja
Edad Media,
pero fue incendiado por los musulmanes en el siglo X y el rey Sancho
García encargó su reconstrucción en 1020. Sus sólidos muros son
testigos de mil y una historias como la de dos hermanas cristianas
que fueron decapitadas por no abrazar el credo musulmán, y cuyos
restos se guardan en una arqueta de marfil que se exhibe en el Museo
de Navarra. O la leyenda
de San Virila,
el abad que quedó extasiado durante 300 años al oír cantar un
pajarillo cerca del monasterio, lugar del que mana la fuente de San
Virila.
Su
austeridad contrasta con la decoración de las portadas de la iglesia
abacial, especialmente con la de la puerta
Speciosa,
otro de los grandes tesoros del cenobio. Data del siglo XII y está
adornada con elementos de la Ruta Jacobea. Busca el demonio atrapando
una desventurada alma o al ángel que anuncia el juicio final y
comprobarás que es una auténtica biblia en piedra.
En
el interior de la iglesia, iniciada en estilo románico, contempla la
gran nave central (XI) y alza la vista para descubrir la bóveda
gótica, una
de las ojivas más bellas existentes en Navarra.
Tras una reja de estilo gótico tardío está el panteón
de los primeros Reyes de Navarra y
junto a él se venera el "Cristo de Leyre", una enorme
talla del siglo XVI.
El
recorrido te descubrirá una sobrecogedora cripta
del siglo XI,
la parte más antigua de todo lo conservado. El angosto recinto, en
el que se acumulan masas de piedra, con fustes de escasa altura y
robustos capiteles consigue estremecer y es una clara muestra de la
sobriedad propia del románico
más arcaico.
Tras
abandonar el recinto, puedes descubrir la naturaleza de los
alrededores realizando dos paseos que parten desde el cenobio
Sangüesa
Fronteriza
y jacobea, hospitalaria y monumental, Sangüesa es mezcla de montaña
y ribera, una ciudad para contemplar y vivir.
Ayuntamiento
Iglesia de Santa María La Real
Su
portada, centrada en el juicio final, te mostrará también escenas
del Antiguo y del Nuevo Testamento, animales monstruosos, leyendas o
los estamentos de la sociedad medieval. El templo, declarado
monumento nacional en 1889, se levantó entre los siglos XII y XIV.
Iglesia de Santiago
Situada
en la calle del mismo nombre, comenzó a erigirse en estilo
románico tardío y
prosiguió en época gótica
(XII
y XIII). Dos imágenes de piedra presentan al titular en actitud
peregrinante: una, policromada, preside el tímpano en la entrada; la
otra, gótica, se guarda en el interior del templo.
En
el interior del templo El retablo mayor (XVIII), y las capillas del
Corazón de Jesús, San Román, del Crucificado, de Nuestra Señora
de las Nieves
Dispone
asimismo de una torre coronada con almenas y con aspecto de
fortaleza.
Iglesia de San Salvador
Fue levantada a finales del siglo XIII en estilo gótico
El pórtico fue construido en el siglo XVI para proteger la fachada.
Detalles de la localidad
Como siempre unas fotos fabulosas, las del castillo son increíbles, me gustan ya que yo estuve en el castillo. Y como te dije me traen muy buenos recuerdos.
ResponderEliminarMe alegro muchísimo de que te hayan gustado y de que te traigan buenos recuerdos.
ResponderEliminarUn abrazo