San Juan de la Peña
Monasterio Nuevo
Como consecuencia de un terrible incendio en 1675, se tomó la decisión de construir un nuevo monasterio. Se eligió un lugar próximo al conocido como "Llano de San Indalecio".
La construcción se inició en 1676 y se contó con el asesora- miento de numerosos profesionales, siendo fundamental la labor de Miguel Ximénez (arquitecto zaragozano).
La fachada de la iglesia es de lo más interesante del monasterio barroco, destacando especialmente su exuberante decoración vegetal de diversos tipos de flores, hojas de acanto, tallos y dos ángeles sujetando un singular escudo.
En el portal central se representa a San Juan Bautista (Patrón de la Comunidad de Aragón).
Las dependencias fueron abandonadas en el año 1836 y desde entonces comenzaron a deteriorarse.
Con posterioridad, y tras una rehabilitación realizada por el Gobierno de Aragón, se albergó el Centro de Interpretación del Monasterio de San Juan de la Peña.
En su interior, una original estructura, hace que el visitante pueda ver las diferentes dependencias de lo que fue el Monasterio.
San Juan de la Peña
Monasterio Viejo
Cubierto por la enorme roca que le da nombre. el conjunto abarca una amplia cronología que comienza en el siglo XI y aparece perfectamente mimetizado con su excepcional entorno natural. En su interior destaca la iglesia prerrománica.
Las deudas, el deterioro de las construcciones por su ubicación y diversos incendios hicieron que se perdiera la habitabilidad necesaria para la vida monacal, por lo que se planificó la edificación del Monasterio Nuevo.
Los auténticos orígenes del monasterio se pierden en la oscuridad de los tiempos altomedievales y se le ha supuesto refugio de eremitas.
Fue refundado bajo el nombre de San Juan de la Peña por Sancho el Mayor de Navarra en el primer tercio del siglo XI.
A lo largo de dicho siglo, el centro se amplió con nuevas construcciones al convertirse en panteón de reyes y monasterio predilecto de la incipiente monarquía aragonesa.
Panteón real medieval, que fue el lugar de enterramiento de los primeros reyes de Aragón.
Fue el escenario de la introducción, por primera vez en la Península Ibérica, del rito litúrgico romano, que ponía fin al antiguo rito hispano-visigótico, con lo cual se ajustaba la iglesia aragonesa a las pautas marcadas por el Pontificado.
Sin duda el objeto que más alimentó la leyenda de San Juan de la Peña es el archifamoso Santo Grial, el cáliz que supuestamente usó Jesucristo en la última cena. El cáliz ha sido siempre considerado un objeto de poder, codiciado por grandes gobernantes que le atribuían poderes.
El cáliz de la última cena permaneció aquí durante tres siglos, alimentando mitos y leyendas medievales, hasta que fue trasladado a Zaragoza en el año 1399 y posteriormente a Valencia, donde por aquella época se estableció la capital de la Corona de Aragón.
Actualmente, el monasterio expone una réplica del objeto. El original se guarda en la Catedral de Valencia.
Panteón real, de estilo Neoclásico y erigido en el último del siglo XVIII.
Sobresale el magnífico claustro románico, obra de dos talleres diferentes.