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domingo, 29 de septiembre de 2024

VIAJE A LOS PIRINEOS - SANTA CRUZ DE LA SERÓS (HUESCA)

 

Santa Cruz de la Serós

           A medio camino entre Jaca y el Monasterio de San Juan de la Peña, el coqueto casco urbano de la Seós alberga dos joyas únicas.

                Es un municipio de la provincia de Huesca cuyo nombre en aragonés es Santa Cruz de las Sororas (Las sororas en aragonés es lo mismo que hermanas o monjas).

                Se encuentra en el valle del río Aragón, extendiéndose al sur de dicho río.



            Chimenea troncocónicas,  típicas de la localidad, rematadas por las espantabrujas.



                   El río Aragón  a su paso por la localidad.







           Una de las joyas de Serós es la Iglesia de Santa María que fue monasterio femenino en los siglos XI y XII.
           Allí vivieron Arisa, Urraca y Sancha, hijas del rey Ramiro I.





            Presenta una torre de gran altura siendo el más destacado campanario del románico aragonés.





            Del imponente monasterio ha llegado hasta nuestros días la Iglesia, ejemplo de la arquitectura románica del altoaraganés.
















           Pasear por sus calles y disfrutar de su arquitectura popular es un gran placer respirando aire puro entre montañas.
  


            Sus viviendas de piedras rematadas con el típico tejado de losas y las espectaculares chimeneas troncocónicas.



             Su casco es uno de los más cuidado y más bello del Alto Aragón, declarado como Conjunto Histórico Artístico.
          






             La ermita de San Caprasio, a la entrada del pueblo, es un ejemplo del románico lombardo del siglo XI.




sábado, 28 de septiembre de 2024

VIJE A LOS PIRINEOS - SAN JUAN DE LA PEÑA (HUESCA)

 San Juan de la Peña

Monasterio Nuevo

            Como consecuencia de un terrible incendio en 1675, se tomó la decisión de construir un nuevo monasterio. Se eligió un lugar próximo al conocido como "Llano de San Indalecio".

                La construcción se inició en 1676 y se contó con el asesora- miento de numerosos profesionales, siendo fundamental la labor de Miguel Ximénez (arquitecto zaragozano).


             La fachada de la iglesia es de lo más interesante del monasterio barroco, destacando especialmente su exuberante decoración vegetal de diversos tipos de flores, hojas de acanto, tallos y dos ángeles sujetando un singular escudo.



             En el portal central se representa a San Juan Bautista (Patrón de la Comunidad de Aragón).






           Singular escudo.



             Las dependencias fueron abandonadas en el año 1836 y desde entonces comenzaron a deteriorarse. 






            Con posterioridad, y tras una rehabilitación realizada por el Gobierno de Aragón, se albergó el Centro de Interpretación del Monasterio de San Juan de la Peña.



            En su interior, una original estructura, hace que el visitante pueda ver las diferentes dependencias de lo que fue el Monasterio.






























San Juan de la Peña
Monasterio Viejo

          Cubierto por la enorme roca que le da nombre. el conjunto abarca una amplia cronología que comienza en el siglo XI y aparece perfectamente mimetizado con su excepcional entorno natural. En su interior destaca la iglesia prerrománica.







            Las deudas, el deterioro de las construcciones por su ubicación y diversos incendios hicieron que se  perdiera la habitabilidad necesaria para la vida monacal, por lo que se planificó la edificación del Monasterio Nuevo.
 


             Los auténticos orígenes del monasterio se pierden en la oscuridad de los tiempos altomedievales y se le ha supuesto refugio de eremitas.




           Fue refundado bajo el nombre de San Juan de la Peña por Sancho el Mayor de Navarra en el primer tercio del siglo XI.






          
                  














            A lo largo de dicho siglo, el centro se amplió con nuevas construcciones al convertirse en panteón de reyes y monasterio predilecto de la incipiente monarquía aragonesa.







                Panteón real medieval, que fue el lugar de enterramiento de los primeros reyes de Aragón.




            Fue el escenario de la introducción, por primera vez en la Península Ibérica, del rito litúrgico romano, que ponía fin al antiguo rito hispano-visigótico, con lo cual se ajustaba la iglesia aragonesa a las pautas marcadas por el Pontificado.



                Sin duda el objeto que más alimentó la leyenda de San Juan de la Peña es el archifamoso Santo Grial, el cáliz que supuestamente usó Jesucristo en la última cena. El cáliz ha sido siempre considerado un objeto de poder, codiciado por grandes gobernantes que le atribuían poderes.



        El cáliz de la última cena permaneció aquí durante tres siglos, alimentando mitos y leyendas medievales, hasta que fue trasladado a Zaragoza en el año 1399 y posteriormente a Valencia, donde por aquella época se estableció la capital de la Corona de Aragón. 



            Actualmente, el monasterio expone una réplica del objeto. El original se guarda en la Catedral de Valencia.



             Panteón real, de estilo Neoclásico y erigido en el último del siglo XVIII.



            Sobresale el magnífico claustro románico, obra de dos talleres diferentes.